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Preparar el uniforme para otra sesión de trabajo
para el día siguiente.
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La comida para el día siguiente.
·
Las notas para el día siguiente.
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La limpieza personal para el día siguiente.
·
... Para el día siguiente.
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La limpieza para dormir.
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La ropa para dormir.
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Echarse para dormir.
Te sonríes, preguntando: ¿donde será el viaje para esta noche, las
montañas de tierra exóticas, conquistar un lejano país,...?
Te arropas apropiadamente en el
lugar de descanso. Cierras los ojos. Comienzas el viaje para ese lugar místico:
Las Tierras del Sueño.
Llegas a la abertura de la cueva
entre la oscuridad de los pensamientos. Sientes la presencia de la sal en el
ambiente. ¿El mar? Te preguntas en tu
fuero interior. Con la conciencia tranquila, pasas por una serie de estancias, las paredes están
dibujadas diversas escenas algunas positivas (sonrisa de un@ niñ@, un papel escrito con un 10 rodeado en rojo en
una esquina superior, una persona abrazando a otra persona,...), otras neutras
(una persona esperando una sala verde, una persona mirando el horizonte de una
ciudad sin fin, una persona mirando un montículo de tierra,...)
A medida que avanza el paso por
las estancias. Escuchas el ronroneo del mar en una playa.
Sales de la cueva, una preciosa
noche estrellada. Hay estrellas que te recuerdan constelaciones conocidas y
otra que no conoces. Tal vez por la contaminación lumínica del hogar, no te
hayan permitido verlas.
Una preciosa playa espera. El
corazón se acelera por tener cerca el mar. Corres hacia ella, como lo haría un
infante al salir del colegio. La mar en
calma. Con cada paso te quitas parte de tus ropas con ellas las preocupaciones
de tu día a día. Tropiezas con los montículos. Tus ansias te hacen caminar
hacia adelante. Llegas la orilla, un agua cálida. Ella te acaricia tu piel cada
milímetro de tu piel, sintiéndote libre y en paz. Te lanzas al mar, deseas
disfrutar esos sentimientos de serenidad que te ofrece el mar. Un sentimiento
de bienestar llena tu piel. Nadas un par de millas. Miras la luna del cielo,
decides observarla con más calma y tranquilidad. Te colocas boca arriba, dado
que el agua está en calma. Te tomas tu tiempo.
Alzas la mano hacia el cielo en
un intento de coger la luna. Lentamente sientes que el cielo te atrae hacia él.
A medidas vas volando por el cielo, te permite ver todo lo que envuelve a tu
alrededor. Las aves surcando el cielo. Algunas de ellas juegan a tu encuentro.
Volando alrededor tuyo, acariciándote con sus plumas,…Lentamente diriges a la
luna, aterrizando con los pies hacia su superficie cálida y serena. Te tumbas
en la superficie. Observas la Tierra desde otros puntos de vista. Donde estas
puedes verla toda: Montañas, rio, mares, monumentos, ... del mundo. Puedes
mirar tu hogar y donde están los tuyos en la distancia.
Una figura humanoides, muy
semejante a ti, se acerca a ti. Se sienta a cierta distancia de ti. Es una conocida y desconocida a su vez.
Le empiezas hablar del día has
tenido con sus altos y bajos. En los momentos alegres se ríe contigo, en los
momentos tristes, te tocaría la cabeza como haría un familiar con su prole, dándote
entender “Tranquil@, segur@ le encontraras solución”. Una vez habéis charlando
sobre tu día. Sientes pasos cerca de ti. Giras la cabeza, ves a toda esa gente
que no ves en tu día a día, pero siguen tu pensamiento de forma positiva. Te
incorporas lentamente y te diriges hacia ellos, los abrazas, les da la mano,
besos, hablas de esas pequeñas cosas que le contaste. Algunos de te hace comentarios,
dándote consejo para tu día.
Un sonido rudo suena.
La gente te hace gesto para
despedirse de ti y citándote otra vez aquí.
Otro sonido rudo suena de nuevo.
Tomando determinación, intentas
quitar ese sonido rudo de tu mente.
Despiertas… Valoras lo que has
viajado y la experiencia.
Te incorporas lentamente. Te
sientes con ganas y fuerzas para seguir adelante en este día y esperando saber
que te tocara hacer este día.
¡¡¡ Hoy voy hacer historia!!!