domingo, 29 de noviembre de 2015

[Microrelato] Sueño

Lle1as tarde al hogar después de una larga fiesta. Se realizan los rituales nocturnos.
·         Preparar el uniforme para otra sesión de trabajo para el día siguiente.
·         La comida para el día siguiente.
·         Las notas para el día siguiente.
·         La limpieza personal para el día siguiente.
·         ... Para el día siguiente.
·         La limpieza para dormir.
·         La ropa para dormir.
·         Echarse para dormir.

Te sonríes, preguntando: ¿donde será el viaje para esta noche, las montañas de tierra exóticas, conquistar un lejano país,...?

Te arropas apropiadamente en el lugar de descanso. Cierras los ojos. Comienzas el viaje para ese lugar místico: Las Tierras del Sueño.

Llegas a la abertura de la cueva entre la oscuridad de los pensamientos. Sientes la presencia de la sal en el ambiente. ¿El mar? Te preguntas en tu fuero interior. Con la conciencia tranquila, pasas por  una serie de estancias, las paredes están dibujadas diversas escenas algunas positivas (sonrisa de un@ niñ@,  un papel escrito con un 10 rodeado en rojo en una esquina superior, una persona abrazando a otra persona,...), otras neutras (una persona esperando una sala verde, una persona mirando el horizonte de una ciudad sin fin, una persona mirando un montículo de tierra,...)
A medida que avanza el paso por las estancias. Escuchas el ronroneo del mar en una playa.
Sales de la cueva, una preciosa noche estrellada. Hay estrellas que te recuerdan constelaciones conocidas y otra que no conoces. Tal vez por la contaminación lumínica del hogar, no te hayan permitido verlas.

Una preciosa playa espera. El corazón se acelera por tener cerca el mar. Corres hacia ella, como lo haría un infante al salir del colegio.  La mar en calma. Con cada paso te quitas parte de tus ropas con ellas las preocupaciones de tu día a día. Tropiezas con los montículos. Tus ansias te hacen caminar hacia adelante. Llegas la orilla, un agua cálida. Ella te acaricia tu piel cada milímetro de tu piel, sintiéndote libre y en paz. Te lanzas al mar, deseas disfrutar esos sentimientos de serenidad que te ofrece el mar. Un sentimiento de bienestar llena tu piel. Nadas un par de millas. Miras la luna del cielo, decides observarla con más calma y tranquilidad. Te colocas boca arriba, dado que el agua está en calma. Te tomas tu tiempo.

Alzas la mano hacia el cielo en un intento de coger la luna. Lentamente sientes que el cielo te atrae hacia él. A medidas vas volando por el cielo, te permite ver todo lo que envuelve a tu alrededor. Las aves surcando el cielo. Algunas de ellas juegan a tu encuentro. Volando alrededor tuyo, acariciándote con sus plumas,…Lentamente diriges a la luna, aterrizando con los pies hacia su superficie cálida y serena. Te tumbas en la superficie. Observas la Tierra desde otros puntos de vista. Donde estas puedes verla toda: Montañas, rio, mares, monumentos, ... del mundo. Puedes mirar tu hogar y donde están los tuyos en la distancia.

Una figura humanoides, muy semejante a ti, se acerca a ti. Se sienta a cierta distancia de ti.  Es una conocida y desconocida a su vez. 
Le empiezas hablar del día has tenido con sus altos y bajos. En los momentos alegres se ríe contigo, en los momentos tristes, te tocaría la cabeza como haría un familiar con su prole, dándote entender “Tranquil@, segur@ le encontraras solución”. Una vez habéis charlando sobre tu día. Sientes pasos cerca de ti. Giras la cabeza, ves a toda esa gente que no ves en tu día a día, pero siguen tu pensamiento de forma positiva. Te incorporas lentamente y te diriges hacia ellos, los abrazas, les da la mano, besos, hablas de esas pequeñas cosas que le contaste. Algunos de te hace comentarios, dándote consejo para tu día.

Un sonido rudo suena.

La gente te hace gesto para despedirse de ti y citándote otra vez aquí.

Otro sonido rudo suena de nuevo.

Tomando determinación, intentas quitar ese sonido rudo de tu mente.

Despiertas… Valoras lo que has viajado y la experiencia.

Te incorporas lentamente. Te sientes con ganas y fuerzas para seguir adelante en este día y esperando saber que te tocara hacer este día.
¡¡¡ Hoy voy hacer historia!!!
  

domingo, 15 de noviembre de 2015

[Microrelato] Un papel arrugador

Cuando me fui de viaje, estuve en un albergue para pasar unos días y descansar. Un día cuando me dirigía a mi habitación, encontré un papel arrugado en el suelo. Lo recogí para dejarlo en un lugar apropiado: La basura. En el momento que fui a tirarlo a una papelera, me di cuenta en el interior de ese papel, había algo dibujado. Recupere el folio dentro de la papelera. Desplegué el papel alisándolo con la mano y la pared.
Era un dibujo de un paisaje cercano al albergue: una montaña de fondo, el sol en una esquina, varios arbolitos retorcidos con puntitos negros y verdes, en la esquina inferior el nombre de un niño. Unas lágrimas brotaron de mis ojos. “Un recuerdo clavado en mis ojos”
Alce la mirada hacia al cielo, intentando recordar ese recuerdo clavado en mis ojos. Recordé cuando era pequeño, dibujaba en suelo durante las excursiones. Dibujaba y pintaba sobre aquellas cosas que me llamaron la atención durante la excursión. Estaba orgulloso de mi dibujo, lo guardabas en una carpeta. Con el paso del tiempo, mi vida cambio como todas las personas. Durante la limpieza y reorganización de mis papeles, tire aquella carpeta y puse otra carpeta en ella estaban mis títulos que había recopilado con el paso del tiempo.
Me seque las lágrimas de mis ojos. Volví a mirar el dibujo, pero no mire con los ojos de mí ser adulto, sino los ojos de mi infancia. Era dibujo que me habría costado unas dos horas. No tendría los colores iguales, tendría que utilizar tonos más cercanos a mi disposición. Lo miraría con orgullo, sería perfecto para colgar en mi propio museo o hasta mejor, lo pondrían en el museo de mi ciudad, así todos podrían ver mi obra de arte…
Algo hizo que cambiara mi visión, vuelvo al mirar el dibujo, ya no es dibujo de mi infancia, sino otro dibujo hecho por niño. Valoro el esfuerzo por realizar dicho dibujo, pero para mí no tiene el mismo valor. Si yo lo hiciera, sería algo distinto, tal vez con más técnicas o más medios que el autor, con la experiencia acumulada con los años, reflejando mi espíritu y mi situación actual.
Oigo los pasos de alguien que viene por detrás de mí. Me giro por instinto. Veo un niño que se acerca mi y se detiene a un metro de mi.
-Señor, ¿Puede devolver mi dibujo? – Pregunta el infante- Lo he perdido en….
Hinco la rodilla en el suelo. Le extendiendo el brazo con el dibujo. De manera que lo pueda recoger.
-Cuidadlo con si fuera un tesoro – Le comento al niño.
-Gracias, Señor… - Me agradece sin entender mis palabras y gestos.