Llegas al momento de la lectura
de tu artista favorita del dia. Vas ese lugar especial, donde sueles leer.
Miras otro lugar del hogar, una duda surgen en tu mente: ¿Qué pasaría si cambiara de sitio para leer? Miras los lugares con
otros ojos.
¿Si leo en la silla donde desayuno todos días? Tal vez tendrías aire
señorial. Imaginación evocaría las prisas matutinas, a su vez el sabor y aroma
del café.
¿Si leo en el sofá donde veo la tele? Tal vez tendrías aire más relajado.
Imaginación evocaría las escenas del cine y las series que ves en tu día.
¿Si leo en la cama donde duermes? Tal vez tendrías aire más intima.
Imaginación evocaría las escenas románticas y tranquilas.
…
De pensarlo te ha entrado ganas
de refrescarte. Te apetece tomarte una bebida. Abres la despensa.
¿Si tomo una infusión mientras leo? Tal vez te metería en una
escena exótica o lejana en el tiempo.
¿Si tomo un refresco energético mientras leo? Tal vez te metería en
una escena de acción y cargada emoción.
¿Si tomo un café mientras leo? Tal vez te metería en una escena de
terror y susto
…
Mientras decides la bebida, enciendes
una vieja radio, mientras buscas melodía apropiada.
¿Si escucho una balada mientras leo? Tal vez te metería una sensación
romántica y cercana.
¿Si escucho
una canción de rock mientras leo? Tal vez te metería una sensación movimiento
y agresividad.
¿Si escucho una ópera mientras leo? Tal vez te metería una sensación
épica y eres único el momento.
…
Con estas ideas en la cabeza, te
hacer replantearte como leer y contar las historias. Cada detalle da un valor
añadido a la experiencia de lectura y la escritura. Replantearte las lecturas favoritas y mejorar
la experiencia.
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