domingo, 27 de abril de 2014

[El Viajero] El tren (Tercera parte)

-Cuando tuve a mi hijo fue gran bendición, fue quien dio luz a mis tinieblas cuando era una adolescente desbocada… miro a su hijo con ternura, como si fuera un punto aparte de una etapa de su vida, con su final y su nuevo comienzo… Mi maldición, aunque no lo quise reconocer en su momento.-Giro la mirada hacia la ventana como si estuviera rememorando su pasado- Todo comenzó en el festival del colegio. Los peques tenía que hacer un dibujo de la persona más quería en este mundo- retomo el bloc y rebusco una ilustración sin mirarla y se la paso al viajero. La ilustración era una mujer mirando una ventana con tristeza. La técnica está muy depurada, sino fuera por la gama de colores utilizados y dando la sensación que cuando se había acabado el color, hubiera utilizado un color más cercano para continuar dibujando. El viajero volvió mirar la ilustración y de nuevo a la mujer, resultaba paradójico, como si el hijo hubiera dibujado una escena de este presente, sin estar presente escena.
Hubo muchos colegios de prestigio quisieron a tener a mi hijo como alumno, el primero me ofrecieron un puesto de trabajo, fue una alegría para mi, en ese momento imagínate con una joven, sin trabajo estable y sin… la mujer enmudeció. Nos trasladamos al nuevo colegio. Mi hijo estaba contento y preocupado por cambiar colegio…
Deje a mi hijo a cargo del colegio, durante su estancia en cole se hizo un nombre dentro del mundo editorial, después cada concurso recibía muchas proposiciones más suculentas para nosotros dos…
El viajero mantuvo en silencio, comprendía cada gesto de la mujer, pero no era su momento de intervenir, es momento que la mujer suelte toda carga y pena.
Hicimos muchos cambios de colegio, uno tras otro y otro. Mejorando nuestro status social y económico. Pero con cada cambio veía que mi hijo estaba apagado y siempre me repetía la misma pregunta “¿Que tengo que pintar, Mama?” No le preste atención hasta-giro la mirada hacia su hijo y le aliso un pequeño remolino del pelo-hasta hoy….
Mi maldición es que estuve ciega y no vi no quise ver lo que le sucedía a mi hijo, la cantidad de dibujos tenía que hacer a diario y el modo de aprendizaje de los colegios, …
-¿Modo de aprendizaje? –Intervino el viajero ante la duda.
-Cada colegio tenía su forma de enseñar, pero todos comprendía casi al mismo estilo de trabajo/enseñanza. Cada vez que mi hijo entraba en nuevo colegio, tenía pequeña costumbre de quedarme en la puerta de la clase mirando si estaba bien o mal, … pero siempre se repetía la misma pautas cada inicio del curso, el profesor presentaba a mi hijo a su compañeros, proponía una actividad artística para romper el hielo, pero en vez de dejar que los peques fueran a su aire, le proponía pautas de cómo hacer la actividad… Tal vez fue eso le venía su costumbre de preguntarme que tenia dibujar, porque en parte estaba esperando las ordenes del profesor para hacer tu pequeño, como si fuera un autómata, esperando que alguien le pida que haga algo para alguien… Debo ser una madre pésima estar tan ciega y sorda a los sentimientos de mi pequeño.

-Lo importante- Intervino el viajero y mientra la mujer le miraba- que te has dado cuenta de tu error y tal vez esté dispuesta corregir tus faltas. Ante todo somos personas, no somos perfectos. Tenemos nuestras pequeñas cosas: virtudes y defectos. Tenemos ganas llorar, lloremos, tenemos ganas cantar, cantemos,… No hay que avergonzarse por mostrarse débil, si estamos dispuesto a cambiar-El viajero esbozo una sonrisa y le extendió la mano para saludar- ¿Dispuesta para a cambiar por tu hijo?

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