Tras una larga noche, me senté en
un banco de un parque. En mis manos, un lápiz corto y bloc de notas llenas de
letras desordenadas. Observo el parque, buscando la inspiración para rellenar
mi bloc.
Lentamente, siento que las gotas
empiezan caer sobre mi cabeza y hombros. Gotas cálidas se deslizan por mis
mejillas. Maldigo mi suerte porque está lloviendo en este momento que iba comenzar
escribir. La lluvia se empezó a coger fuerza. Mi primer instinto, es correr a
un lugar seguro para resguardarme de la lluvia. Levanto la mirada al cielo, un
recuerdo llega a mi mente. Las imágenes infantiles. Cuando jugaba en las calles
en los días de lluvia en el barrio donde me crié; el joven Peter Pan. Lleno de
sueños y con ganas de luchar por sus sueños.
Retome mis notas, empecé a
escribir lo que me surgía en el pecho y mis recuerdos. La carbonilla del lápiz apenas
se acogía al papel mojado. Pero no iba perder el espíritu por esta adversidad y
renunciar a mi espíritu. El agua calo a mi cuerpo. Sentía el frió en mi cuerpo,
pero sentía algo de calor en la lejanía. Alce la mirada al cielo. Un pequeño
destello de luz despuntaban en el horizonte. La lluvia empezó a lentamente a
cesar.
No puede llover eternamente. Me dije para mis adentros. Observe con
detalles las páginas, satisfecho de poder hacer mi trabajo, con esta lluvia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario