Londres ,26 de Octubre de 1743
La tranquilidad de la estancia,
decorada de una forma bastante simple y funcional, pudiendo recordar a un
estudio de algún escritor de renombre. Pero su olor , disimulado por barras de incienso de sándalo, no daba a confusión:
era una cripta. En la sala de la cripta estaba el maestro y el aprendiz debatían
sobre cosas vagas de su no-existencia.
-¿Cuál es el mayor problema que te puede dar el ganado?- pregunto su
maestro desde la confianza que dan los años o tal vez los siglos.
-¿El ganado?- Respondió el aprendiz mientras levantaba su ceja ,
ante semejante pregunta- No entiendo la
pregunta … , ¿de que vamos a tener miedo de una vaca un caba…
El maestro rio por el chiste o la
falta de conocimiento de su aprendiz.
-Te confundes, mi chiquillo, me refiero a los humanos y no a los
animales del campo…
El aprendiz empalideció ante su ignorancia, temiendo el castigo de su
maestro y creador.
-No creo pueda hacernos nada-mientras se rasca la cabeza-, dado tenemos los poderes vampiros del
clan, disciplinas, podemos curarnos enseguida de las peores heridas con nuestra sangre, no nos
afecta el extremo frio y/o calor, estamos dotados de ….
El maestro miro con curiosidad ,
se percato que había aprendido la lección básica , pero..
-A nivel individual- interrumpió secamente a su chiquillo y
mientras le clava una mirada como haría profesor
ante un niño rebelde- tenemos más 80% de
supervivencia sobre cualquier humano , pero no debemos olvidar, el poder de la
humanidad que tiene cuando trabaja en grupo, solo hay que ver lo que hicieron
en Egipto con las pirámides, reunieron a distintos reinos hasta forma uno solo como
hicieron en España, también hicieron cosas atroces en busca de su verdad o su “Dios”,
también cazarnos durante la Edad Oscura , como hizo la Santa Inquisición.
El maestro tomo dos copas de una
repisa de la estantería cercana. Acerco una copa a su aprendiz. Cogió una
botella con un sello de cera en su boca.
El maestro golpeo el cuello de la botella con su dedo índice, el cuello
de la botella se rompió limpiamente. Uno de los dones otorgados a los hijos de
Nosf.
Vertió parte del contenido de la
botella en sendas copas. Un líquido
rojizo y algo denso. El liquido que alimenta a los suyos. La sangre tenia matices dulces, hasta podría decirse
que virginales. Tal vez esta sangre perteneció alguna persona que seguía siendo
virgen.
-Es buen buque de vitae. –Felicito a su maestro.
-Si, sangre de 1348-respondio con orgullo, demostrando que tenía
una botella de sangre de alta calidad-conservado
por las artes de los otros: los Tremere- Las últimas palabras las dijo con
mucho retintín de odio y desprecio haciendo borrando su momento de gloria.
El maestro dejo la copa en su sitio,
tras darle un sorbo.
-¿Sabes que invitamos para protegernos de la humanidad? - pregunto estando de espaldas
-¿Las tradiciones?- Contesto el aprendiz mientras dudaba si era la
respuesta correcta.
-Recítamelas- Exhorto el profesor , esperando que su aprendiz recita
las leyes más básicas y vitales de la persona, como si fuera la carta magna de
cualquier nación, la nación vampirica
-La primera tradición: La mascarada. No revelaras tu verdadera
naturaleza a los que no sean de la sangre. De hacerlo renunciarías a los
derechos de Sangre.
Esta
es la Tradición más importante, porque su mantenimiento protege el status quo
de los vampiros. En caso se fuera descubierta o desvelada, la humanidad volvería
la caza de brujas impulsado por el miedo y el odio. Los dirigentes vampiros,
Príncipes y autoridades de los vampiros pasan mucho tiempo utilizando su
influencia o riqueza para cubrir las brechas de la Mascarada, por el bien
común de los todos los miembros que puede que ni siquiera comprendan el peligro
al que se exponen cuando la rompen. Aquí hay un cisma filosófico ante entre los vampiros, unos
piensa/creen que hay tener la humanidad como algo tener en cuenta, La Camarilla,
por su contra posición, está el Sabbat, piensa que los humanos son seres inferiores
y que ellos debes ser su esclavos. La Camarilla peca de prudencia con pragmatismo, cultivando
su poder en las sombras, pero el Sabbat aspira a una época en la que la
Mascarada ya no sea necesaria.
-La segunda tradición: El dominio. Tu dominio es tu propia responsabilidad.
Todos los demás te deben respeto mientras te encuentren en el. Nadie puede
desafiar tu palabra en tu dominio.
Esta Tradición sólo se aplica a quienes disfrutan de
su posición, que una ciudad concreta es el dominio absoluto de un Príncipe y
que todos los que habitan en ella les deben lealtad y quizás tributo. Se ha oído
de otros Príncipes son mucho más liberales, concediendo –o reconociendo– a
cada Vampiro de su dominio el poder de soberanía sobre su propio territorio. La
mayoría de los Príncipes se sitúan en algún nivel entre ambos extremos, reconociendo
que cada Vampiro que disponga de su propio territorio tiene derecho y
autoridad en los lugares reconocidos como suyos, aunque no una autonomía
completa.
-La tercera tradición: La progenie. Sólo abrazarás a otro con el
permiso de tu antiguo. Si creas otro sin permiso, tanto tú como tu Progenie
seréis ejecutados.
Como toda especie requiere mantener control de la población,
debido que una sobrepoblación puede generar varias roturas de la Mascarada. Para
eso se encarga los Príncipes o Los Antiguos de gestionar dicha población, por
eso requieren que los potenciales sires o creadores, pidan su permiso antes de
realizar el Abrazo para crear chiquillos.
-La cuarta tradición: La
responsabilidad. Aquellos que creas son tus propios chiquillos. Hasta que
liberes a tu progenie, estarán a tus órdenes en todo y sus pecados serán tu
carga.
Esta Tradición impone una norma en dos sentidos. En
primer lugar un sire es el dueño efectivo de su Progenie hasta que considere
que ha llegado el momento para que se enfrente a la sociedad de los vampírica
por sí mismo. En segundo lugar, un chiquillo descarriado provoca problemas a
su sire, por lo que éste es responsable de las acciones realizadas por su
chiquillo y sus consecuencias hasta el momento en que es emancipado. Esta
Tradición es al mismo tiempo la causa de la actitud de algunos vampiros que
obligan a sus chiquillos a ganarse su libertad mediante un proceso largo y
duro, y la actitud de otros vampiros de “Jódete; ahora eres un vampiro. No lo
estropees para el resto de nosotros o te arrancaré el corazón en persona. Buena
suerte.”
-La quinta tradición: La hospitalidad. Honra el dominio ajeno. Cuando
llegues a una ciudad extraña deberás presentarte ante el que la gobierne. Sin
su aceptación, no eres nada.
Un
Príncipe tiene derecho a decidir quién puede permanecer en su dominio y quién
debe marcharse o sufrir un castigo. Esta Tradición también impone una responsabilidad
a un Vampiro viajero o visitante, que debe presentarse y responsabilizarse de
cualquier infracción. Una vez más la ejecución de esta Tradición se encuentra sometida al capricho de cada Príncipe. Algunos son dictadores de puño de hierro
que exigen saber las idas y venidas de todos los Vampiros de sus ciudades,
mientras que a otros no les importa demasiado mientras todos respeten las
demás Tradiciones y no alteren el orden social
-La sexta tradición: La eliminación. Tienes prohibido destruir a otro
de tu especie. El derecho corresponde sólo a tu antiguo. Sólo los más antiguos
podrán declarar Caza de Sangre.
La Caza de Sangre es el decreto del Príncipe que declara a otro
vampiro persona non grata. El derecho de los Príncipes a convocar una
Caza de Sangre en la práctica es una confiscación de la no vida del Vampiro cazado; es el castigo más severo que se
reserva para los crímenes más graves.
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