jueves, 30 de octubre de 2014

Las reglas del juego ( Etiqueta)

Londres ,26 de Octubre de 1743
La tranquilidad de la estancia, decorada de una forma bastante simple y funcional, pudiendo recordar a un estudio de algún escritor de renombre. Pero su olor , disimulado por  barras de incienso de sándalo, no daba a confusión: era una cripta. En la sala de la cripta estaba el maestro y el aprendiz debatían sobre cosas vagas de su no-existencia.   
-¿Cuál es el mayor problema que  te puede dar el ganado?- pregunto su maestro desde la confianza que dan los años o tal vez los siglos.
-¿El ganado?- Respondió el aprendiz mientras levantaba su ceja , ante semejante pregunta- No entiendo la pregunta … , ¿de que vamos a tener miedo de una vaca  un caba…
El maestro rio por el chiste o la falta de conocimiento de su aprendiz.
-Te confundes, mi chiquillo, me refiero a los humanos y no a los animales del campo…
El aprendiz empalideció ante  su ignorancia, temiendo el castigo de su maestro y creador.
-No creo pueda hacernos nada-mientras se rasca la cabeza-, dado tenemos los poderes vampiros del clan, disciplinas, podemos curarnos enseguida  de las peores heridas con nuestra sangre, no nos afecta el extremo frio y/o calor, estamos dotados de ….
El maestro miro con curiosidad , se percato que había aprendido la lección básica , pero..
-A nivel individual- interrumpió secamente a su chiquillo y mientras le clava una mirada  como haría profesor ante un niño rebelde- tenemos más 80% de supervivencia sobre cualquier humano , pero no debemos olvidar, el poder de la humanidad que tiene cuando trabaja en grupo, solo hay que ver lo que hicieron en Egipto con las pirámides, reunieron a distintos reinos hasta forma uno solo como hicieron en España, también hicieron cosas atroces en busca de su verdad o su “Dios”, también cazarnos durante la Edad Oscura , como hizo la Santa Inquisición.
El maestro tomo dos copas de una repisa de la estantería cercana. Acerco una copa a su aprendiz. Cogió una botella con un sello de cera en su boca.  El maestro golpeo el cuello de la botella con su dedo índice, el cuello de la botella se rompió limpiamente. Uno de los dones otorgados a los hijos de Nosf.
Vertió parte del contenido de la botella en sendas copas.  Un líquido rojizo y algo denso. El liquido que alimenta a los suyos.  La sangre tenia matices dulces, hasta podría decirse que virginales. Tal vez esta sangre perteneció alguna persona que seguía siendo virgen.
-Es buen buque de vitae. –Felicito a su maestro.
-Si, sangre de 1348-respondio con orgullo, demostrando que tenía una botella de sangre de alta calidad-conservado por las artes de los otros: los Tremere- Las últimas palabras las dijo con mucho retintín de odio y desprecio haciendo borrando su momento de gloria.
El maestro dejo la copa en su sitio, tras darle un sorbo.
-¿Sabes que invitamos para protegernos de la humanidad? -  pregunto estando de espaldas
-¿Las tradiciones?- Contesto el aprendiz mientras dudaba si era la respuesta correcta.
-Recítamelas- Exhorto el profesor , esperando que su aprendiz recita las leyes más básicas y vitales de la persona, como si fuera la carta magna de cualquier nación, la nación vampirica
-La primera tradición: La mascarada. No revelaras tu verdadera naturaleza a los que no sean de la sangre. De hacerlo renunciarías a los derechos de Sangre.
Esta es la Tradición más importante, porque su man­tenimiento protege el status quo de los vampiros. En caso se fuera descubierta o desvelada, la humanidad volvería la caza de brujas impulsado por el miedo y el odio. Los dirigentes vampiros, Príncipes y au­toridades de los vampiros pasan mucho tiempo utilizando su influencia o riqueza para cubrir las brechas de la Mas­carada, por el bien común de los todos los miembros que puede que ni siquiera comprendan el peligro al que se exponen cuando la rompen. Aquí hay un cisma  filosófico ante entre los vampiros, unos piensa/creen que hay tener la humanidad como algo tener en cuenta, La Camarilla, por su contra posición, está el Sabbat, piensa que los humanos son seres inferiores y que ellos debes ser su esclavos. La Camarilla  peca de prudencia con pragmatismo, cultivando su poder en las sombras, pero el Sabbat aspira a una época en la que la Mascarada ya no sea necesaria.
-La segunda tradición: El dominio. Tu dominio es tu propia responsabilidad. Todos los demás te deben respeto mientras te encuentren en el. Nadie puede desafiar tu palabra en tu dominio.
Esta Tradición sólo se aplica a quienes disfrutan de su posición, que una ciudad concreta es el dominio absoluto de un Príncipe y que todos los que habitan en ella les deben lealtad y quizás tributo. Se ha oído de otros Príncipes son mucho más liberales, concediendo –o reconocien­do– a cada Vampiro de su dominio el poder de soberanía sobre su propio territorio. La mayoría de los Príncipes se sitúan en algún nivel entre ambos extremos, recono­ciendo que cada Vampiro que disponga de su propio te­rritorio tiene derecho y autoridad en los lugares recono­cidos como suyos, aunque no una autonomía completa.

-La tercera tradición: La progenie. Sólo abrazarás a otro con el permiso de tu antiguo. Si creas otro sin permiso, tanto tú como tu Progenie seréis ejecutados.
Como toda especie requiere mantener control de la población, debido que una sobrepoblación puede generar varias roturas de la Mascarada. Para eso se encarga los Príncipes o Los Antiguos de gestionar dicha población, por eso requieren que los potenciales sires o creadores, pidan su permiso antes de realizar el Abrazo para crear chiquillos.

-La cuarta tradición: La responsabilidad. Aquellos que creas son tus propios chiquillos. Hasta que liberes a tu progenie, estarán a tus órdenes en todo y sus pecados serán tu carga.
Esta Tradición impone una norma en dos sentidos. En primer lugar un sire es el dueño efectivo de su Progenie has­ta que considere que ha llegado el momento para que se en­frente a la sociedad de los vampírica por sí mismo. En segun­do lugar, un chiquillo descarriado provoca problemas a su sire, por lo que éste es responsable de las acciones realizadas por su chiquillo y sus consecuencias hasta el momento en que es emancipado. Esta Tradición es al mismo tiempo la causa de la actitud de algunos vampiros que obligan a sus chiquillos a ganarse su libertad mediante un proceso largo y duro, y la actitud de otros vampiros de “Jódete; ahora eres un vampiro. No lo estropees para el resto de nosotros o te arrancaré el corazón en persona. Buena suerte.”
-La quinta tradición: La hospitalidad. Honra el dominio ajeno. Cuando llegues a una ciudad extraña deberás presentarte ante el que la gobierne. Sin su aceptación, no eres nada.
Un Príncipe tiene derecho a decidir quién puede per­manecer en su dominio y quién debe marcharse o sufrir un castigo. Esta Tradición también impone una respon­sabilidad a un Vampiro viajero o visitante, que debe presentarse y responsabilizarse de cualquier infracción. Una vez más la ejecución de esta Tradición se encuentra sometida al capricho de cada Príncipe. Algunos son dictadores de puño de hierro que exigen saber las idas y venidas de todos los Vampiros de sus ciudades, mientras que a otros no les importa demasiado mientras todos res­peten las demás Tradiciones y no alteren el orden social
-La sexta tradición: La eliminación. Tienes prohibido destruir a otro de tu especie. El derecho corresponde sólo a tu antiguo. Sólo los más antiguos podrán declarar Caza de Sangre.

La Caza de Sangre es el decreto del Prínci­pe que declara a otro vampiro persona non grata. El derecho de los Príncipes a convocar una Caza de Sangre en la práctica es una confiscación de la no vida del Vampiro ca­zado; es el castigo más severo que se reserva para los críme­nes más graves. 

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